domingo, 3 de mayo de 2009

UN PENSAMIENTO REFLEXIVO FRENTE A LA EXPERIENCIA DEL RESUCITADO.
“No seas Incrédulo sino creyente, mete tus dedos Dentro de mi costado”
El encuentro con Jesús Resucitado se sustenta en el encuentro del hombre con Dios Amoroso y Misericordioso, donde la catequesis encuentra su función esencial que es el acercar al hombre a su propia realidad. Es permitir pensar la catequesis como una acción reflexiva que conlleva a las personas que la dirigen a entrar en un diario cuestionar de su hecho como ser pensante. Es en esta condición donde el cristiano que profesa su fe debe dar razón de lo que cree de una manera más certera y segura. Es tomar las palabras de Kant “Atrévete a pensar por sí mismo” o las palabras del Apóstol “Debemos dar razón de nuestra fe” Dentro de la existencia del ser humano, el hombre es un ser limitado y finito que tiene cualidades y defectos, adicionalmente tiene diferentes capacidades de pensar o por lo menos de acercarse al mundo, es en efecto, la catequesis, que debe tener en cuenta, que el ser que se presenta con una realidad determinada que le coacciona y no le deja ver más allá. Que muchas veces es menos valorado o que tiene en su vida una seria dificultad familiar llevando a tener un acercamiento a la fe de manera equivoca o fragmentada. Estas aproximaciones de la fe, dan a entender cuáles son las características que posee una persona concreta en otras palabras “DIME EN QUE CREES Y TE DIRE QUIEN ERES” El pensar la experiencia de los apóstoles después de la muerte de Jesús donde se veían desolados, tristes porque el Salvador había padecido en la cruz. Es nuestra realidad, en donde solo el hombre se confía de aquello que solo le es objeto de estudio o de pleno conocimiento. Pero Jesús se les adelanta y se les presenta en el camino. Es el llamado del “ser catequista” llevar al Joven a que reconozca a Jesús en su vida, antes que cualquier dogma u oración es darle un sentido a su existencia, diciéndole que Jesús se hace presente en su caminar, en su vida, es donde Jesús llama, inquieta, espera respuesta, respeta la libertad del hombre. Jesús es la norma que puede darle sentido a las demás normas, porque a diferencia del mundo occidental, Jesús es la norma del Amor y no la Norma de la Razón. Claro, la norma del corazón tendrá cabeza siempre y cuando lleve a dignificar al ser humano. Es la respuesta clara de Jesús para cualquiera quien decide seguirle. Cuando hablamos de vocaciones o llamados, desconocemos el significado de este sentido, y casi siempre los relacionamos con el sacerdocio o la vida religiosa, pero pocas veces nos detenemos a observar el verdadero sentido de este concepto. Ya que, la primera vocación que tenemos está referido a la existencia y a la vida.

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